La palmera levantina,
la columna que camina.
La palmera...
La palmera levantina,
la que otea la marina,
la mediterránea era.
La palmera levantina,
la que atrapa la primavera
ráfaga de primavera,
la primavera golondrina.
La señora de paisajes.
La que arañan los luceros
y se ciñe los encajes
de las nubes, cual turbantes,
a los zancos datileros.
El magnífico incensario
que se mece solitario
al final de la colina,
contra azul extraordinario...
¡La palmera Levantina!
la que arranca
la primera hebra de luces
a la aurora blanca
la que brinda sol en grano al verderol.
La que arrójase de bruces
contra el sol.
La que encuna
al arcángel de la luna.
Miguel Hernández
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