jueves, 22 de julio de 2010

Allende


Para matar al hombre de la paz 
para golpear su frente limpia de pesadillas 
tuvieron que convertirse en pesadilla 
para vencer al hombre de la paz 
tuvieron que congregar todos los odios 
y además los aviones y los tanques 
para batir al hombre de la paz 
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama 
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz 
tuvieron que desatar la guerra turbia 
para vencer al hombre de la paz 
y acallar su voz modesta y taladrante 
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo 
y matar más para seguir matando 
para batir al hombre de la paz 
tuvieron que asesinarlo muchas veces 
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz 
tuvieron que imaginar que era una tropa 
una armada una hueste una brigada 
tuvieron que creer que era otro ejército 
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo 
y tenía en sus manos un fusil y un mandato 
y eran necesarios más tanques más rencores 
más bombas más aviones más oprobios 
porque el hombre del paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz 
para golpear su frente limpia de pesadillas 
tuvieron que convertirse en pesadilla 
para vencer al hombre de la paz 
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte 
matar y matar más para seguir matando 
y condenarse a la blindada soledad 
para matar al hombre que era un pueblo 
tuvieron que quedarse sin el pueblo.

Mario Benedetti

lunes, 19 de julio de 2010

Proverbios y Cantares XL


Sí, cada uno y todos sobre la tierra iguales: 
el ómnibus que arrastran dos pencos matalones, 
por el camino, a tumbos, hacia las estaciones, 
el ómnibus completo de viajeros banales, 
y en medio un hombre mudo, hipocondriaco, austero, 
a quien se cuentan cosas y a quien se ofrece vino... 
Y allá, cuando se llegue, ¿descenderá un viajero 
no más? ¿O habránse todos quedado en el camino?

domingo, 18 de julio de 2010

Yo escucho los cantos


Yo escucho los cantos
de viejas cadencias,
que los niños cantan
cuando en corro juegan,
y vierten en coro
sus almas que sueñan,
cual vierten sus aguas
las fuentes de piedra:
con monotonías
de risas eternas,
que no son alegres;
con lágrimas viejas,
que no son amargas,
y dicen tristezas,
tristezas de amores
de antiguas leyendas.

En los labios niños,

las canciones llevan
confusa la historia
y clara la pena;
como clara el agua
lleva su conseja
de viejos amores,
que nunca se cuentan.

Jugando, a la sombra

de una plaza vieja,
los niños cantaban...

La fuente de piedra

vertía su eterno
cristal de leyenda.

Cantaban los niños

canciones ingenuas
de un algo que pasa
y que nunca llega:
la historia confusa
y clara la pena.

Seguía su cuento

la fuente serena.
Borrada la historia,
contaba la pena.
 
 
Antonio Machado

jueves, 15 de julio de 2010

Proverbios y Cantares XXXVIII y XXXIX

XXXVIII
Mas el doctor no sabía
que hoy es siempre todavía.

XXXIX
Busca en tu prójimo espejo;
pero no para afeitarte,
ni para teñirte el pelo.